Ese dolor que empieza en el tobillo de tu pie derecho y acaba en el final de tu espina dorsal. Ese dolor de que todo ha cambiado, ese dolor de perder a alguien, ese dolor de que esa variación jamás será aprendida, y ese mate jamás encestado.
Eso de que 1+1 son dos, y uno soy yo y el otro uno tú, aunque a veces (tantas veces) faltes. Sonríes y me pregunto por qué, por quién. Ese dolor de saber que Hazel no podrá tener para siempre a su Augustus (ya que lo de Romeo y Julieta está muy visto). Eso me das, pequeños instantes, pequeños momentos que me encierran en recuerdos y me hacen no querer salir, me hacen querer más.
Siempre pienso que si no tengo nada, al menos te tengo a ti, pero no estás, eres sólo una ilusión que a saber cuándo dejara de serlo. Es entonces cuando esa gran nada se lo traga todo, y deja nada más que nada. Y te echo de menos, sin que ni siquiera seas, sin que ni siquiera estés.
Y vuelve a ser entonces cuando la palabra "nosotros" empieza a perder gran parte de ese "nos". Y ese porche no lo barre nadie nunca más, y empieza a coger polvo, y la madera empieza a roerse, las vigas empiezan a perderse y la mecedora no danza nunca más. ¿Sabes? Yo nunca he sabido mucho de luchar, pero sé que lucharía por ti.
Eso de que 1+1 son dos, y uno soy yo y el otro uno tú, aunque a veces (tantas veces) faltes. Sonríes y me pregunto por qué, por quién. Ese dolor de saber que Hazel no podrá tener para siempre a su Augustus (ya que lo de Romeo y Julieta está muy visto). Eso me das, pequeños instantes, pequeños momentos que me encierran en recuerdos y me hacen no querer salir, me hacen querer más.
Siempre pienso que si no tengo nada, al menos te tengo a ti, pero no estás, eres sólo una ilusión que a saber cuándo dejara de serlo. Es entonces cuando esa gran nada se lo traga todo, y deja nada más que nada. Y te echo de menos, sin que ni siquiera seas, sin que ni siquiera estés.
Y vuelve a ser entonces cuando la palabra "nosotros" empieza a perder gran parte de ese "nos". Y ese porche no lo barre nadie nunca más, y empieza a coger polvo, y la madera empieza a roerse, las vigas empiezan a perderse y la mecedora no danza nunca más. ¿Sabes? Yo nunca he sabido mucho de luchar, pero sé que lucharía por ti.